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La mayoría de los pacientes con dolor lumbar agudo mejoran independientemente del tratamiento específico. Por lo general, sugerimos una terapia no farmacológica con calor superficial (Grado 2C). El masaje, la acupuntura y la manipulación espinal son otras opciones razonables según la preferencia del paciente y su costo y accesibilidad. No hay datos que demuestren la superioridad de una modalidad sobre otra. No se recomienda reposo en cama, y la modificación de la actividad debe mantenerse al mínimo.
No recomendamos, a la mayoría de los pacientes con dolor lumbar agudo, hacer ejercicio o fisioterapia. Sin embargo, remitimos selectivamente a pacientes con factores de riesgo para desarrollar dolor lumbar crónico (p. Ej., Mal estado funcional o de salud, comorbilidades psiquiátricas) que pueden beneficiarse de la educación física inmediata de un fisioterapeuta, aunque esto no está probado.
Para los pacientes que prefieren la terapia farmacológica o en quienes los enfoques no farmacológicos son inadecuados, sugerimos un tratamiento a corto plazo con un medicamento antiinflamatorio no esteroideo (AINE) como terapia inicial (Grado 2C). El paracetamol es una opción alternativa aceptable en pacientes con una contraindicación para los AINE, aunque tiene una eficacia limitada.
Para pacientes con dolor refractario a la farmacoterapia inicial, sugerimos la adición de un relajante muscular no benzodiacepínico (Grado 2C). En pacientes que no pueden tolerar o tienen una contraindicación para los relajantes musculares, combinar AINE y paracetamol es otra opción.
La evidencia para apoyar el uso de opioides en el dolor lumbar agudo es limitada. Recomendamos reservar estos agentes para pacientes que no tienen un alivio adecuado o tienen contraindicaciones para otras drogas (Grado 1C). Si se usan opioides, la duración de la terapia debe limitarse a tres a siete días. Tramadol no debería prescribirse por más de dos semanas para este caso.
Los medicamentos con evidencia limitada o nula de efectividad para el dolor lumbar agudo incluyen antidepresivos, glucocorticoides sistémicos, antiepilépticos, agentes tópicos y terapias herbales.
La educación del paciente es un aspecto importante de la atención. La educación debe incluir información sobre las causas del dolor de espalda, un pronóstico favorable, generalmente un valor mínimo de las pruebas de diagnóstico, recomendaciones de actividad y trabajo, y cuándo contactar a un médico.
Los pacientes que no mejoran después de cuatro semanas de farmacoterapia deben ser reevaluados. Algunos pacientes con dolor lumbar agudo desarrollarán dolor lumbar crónico. Los predictores de incapacidad para el dolor lumbar crónico al año incluyen conductas de afrontamiento mal adaptativo del dolor, deterioro funcional, mal estado general de salud, presencia de comorbilidades psiquiátricas o signos no orgánicos.
Las intervenciones de ejercicio pueden tener algún valor para prevenir las recurrencias del dolor lumbar.
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